La finca está situada a 575 metros de altitud, con desniveles del 2 al 6 por ciento, y en ella predomina la textura franco-arenosa, apareciendo arcillas en la profundidad del perfil a medida que desciende la pendiente.
Los suelos están bien estructurados, con una buena capacidad de infiltración. Estos suelos, que se han formado a partir de capas sedimentadas en la acción erosiva de las laderas de Montejurra, muestran una pedregosidad superficial, con rodales más o menos grandes y cantos angulosos, así como horizontes profundos poco pedregosos y más compactos.
Los suelos son básicos, con pH >a 8, con presencia de carbonatos. Se trata de Carbonato secundario, re-precitado y fuente de un contenido en calcio intenso y a disposición de las raíces del viñedo, que al asumirlo en su desarrollo hace que las bayas y hollejos ganan en dureza, firmeza, estructura y complejidad.
Los suelos de Pago de Larrainzar son especialmente interesantes, pues domina la fracción arena, sobre todo las arenas gruesas, aumentado el contenido conforme se profundiza en el suelo.